La soberbia, el séptimo de los pecados capitales. Exactamente siete, como los puntos que ahora separan al Barça del Madrid.Lo cierto es que cuando vendes la piel del oso antes de venderla, cuando te crees que eres el mejor del universo (aunque lo seas) hasta el colista de la liga te puede dejar en ridículo.
Lejos de la goleada prevista un 1-2 que deja fría a la afición culé mientras que da esperanzas a la perica. Fue un partido en que el Barça nunca llegó a jugar, quizás por ya haberlo ganado antes de tiempo o quizás porque la estadística decía que algún día debía pasar. Se conjuraron todos los factores en contra, no brillaron los cracks, el portero estuvo espeso y el árbitro iluminado. Bueno, y por supuesto De la Peña.
Aun a pesar del arbitraje o de lo que se quiera decir no hay más a que muchos nos comamos nuestras palabras y asumamos el resultado. El equipo no supo jugar bien, y si no lo hace no es capaz de ganar ni hasta el entonces peor equipo de la Liga. Pero de los errores se aprende
n y ahora lo que toca es terapia, e intentar olvidar ese partido (creo que no soy el único que no quería volver a la rutina este lunes).
Hay un sector culé, cada vez minoritario, que apostaría su dinero a que el Madrid ganará la Liga. Hay otro sector, que creo mayoritario, que por suerte creemos en el equipo. Guardiola nos ha dado argumentos para que le demos un voto de confianza. El nerviosismo no hay ni que pronunciarlo. Esta liga (y ahora no estoy pecando por soberbio) esta decidida y el ganador es el Barça. Y no por resultados, sino por juego. Aun hay tres partidos de renta para perder y seguir teniendo la liga en tus manos. Tres partido, ganando en el Bernabéu, y repetir el resultado que haga el Madrid. Ellos son los que no pueden fallar. Y si ellos estuvieran en nuestra situación esto post sería bastante más largo.
