Allí estaba, impávido ante la portería, ante la barrera humana, ante el balón. Xavi Hernández, experto tirador de faltas y reconocido mundialmente por su puntería, miraba sin ver hacia un horizonte cercano, hacia la meta que los llevaría al éxtasis de la victoria. El mundo se paró unos segundos y giraba alrededor del mediocampista. Guardiola, el portero, el árbitro y todo el estadio (más de 16,000 personas) pendientes de un solo acto. Pero pocos pensaban que todo formaba parte de una pantomima. Cada gesto, medido al milímetro, advertía de un chute directo. Ahora bien, sólo él y su compañero, Lionel Messi, eran conscientes de lo que iba a suceder.
Una gota de sudor, la hierba estremeciéndose… “¡Pero que ha hecho!, exclamaban decenas de locutores de radio, pues esa falta cerca del extremo derecho de la portería local no se transformó un pase directo. Un sutil desmarque, por pocos percibido en esos segundos, transformaba la asistencia de Xavi en un chute a solas con el portero. Un duelo desigual en el que un titán de metro y medio batía al Cancervero sin piedad. EUFORIA.
THE END
Homenaje a un gol…
Allí estaba, impávido ante la portería, ante la barrera humana, ante el balón. Xavi Hernández, experto tirador de faltas y reconocido mundialmente por su puntería, miraba sin ver hacia un horizonte cercano, hacia la meta que los llevaría al éxt…